La WT dice...

«No constituye una forma de persecución religiosa el que una persona diga y muestre que otra religión es falsa [tampoco] el que una persona informada [la] exponga públicamente como falsa... Ciertamente el desenmascararla públicamente es de más valor que exponer la falsedad de un despacho noticioso; es un servicio público más bien que persecución religiosa y tiene que ver con la vida y felicidad eterna del público. No obstante, deja al público libre para escogerLa Atalaya, 15 de mayo de 1964, pág. 304.

"¿Están SUS enseñanzas en completa armonía con la Palabra de Dios, o están basadas en las tradiciones de los hombres? SI SOMOS AMANTES DE LA VERDAD, NO HAY NADA QUE TEMER DE TAL EXAMEN" (La vedad que lleva a la vida eterna - 1968, pagina 13.)

martes, 5 de abril de 2016

Respuesta "protestante" a una respuesta católica 2


Nota: lo que leerán en letra azul son los comentarios del amigo católico y las negras son las respuestas de este servidor. Para tener un panorama completo del presente artículo recomiendo leer la primera parte cuyo enlace está en mi primera respuesta.
Hace algunos días un lector me escribió para solicitarme que analizara y respondiera un artículo en donde un amigo protestante intenta refutar algunos argumentos a favor de la doctrina católica del primado de Pedro publicados por mí.
Esto es lo que pasa cuando un católico se encuentra con argumentos bíblicos que no puede refutar. Y es que ante la Biblia no hay argumento que valga. Lo lamentable de esto es que los que no analizan con conciencia lo que se expone inmediatamente van a correr donde su caudillo para que sea él quien saque la cara.
Cuando me percaté de que José Miguel Arraiz escribió una respuesta a mi artículo titulado Respuesta“protestante” a una respuesta católica, Contestación a un artículo de JoséMiguel Arraíz, me emocioné al principio por lo interesante que creí que sería. Pero a medida que leía sus respuestas la decepción era cada vez más evidente. Pero igual decidí ponerme en marcha y responder una vez más a sus respuestas con lo que dice la Biblia.
En mi artículo inicial yo había afirmado que cuando Dios da un nuevo nombre a alguien, siempre viene acompañado de una nueva función o identidad, es un cambio profundo en la vida de la persona (se citaron abundantes ejemplos: Abraham, Sara, Jacob, etc.). En Mateo 16,18 vemos que Jesús cambia el nombre de Simón a Pedro cuando le dice “Tu eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia”, al momento que le entrega las llaves del reino de los cielos: “A ti te daré las llaves del Reino de los Cielos; y lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos”. 
Como los protestantes suelen objetar que en ese texto Jesús no se refiere a Pedro como la piedra sobre la que edifica la Iglesia, sino a sí mismo, yo apliqué allí las dos reglas hermenéuticas que el pastor me había mencionado: 
Regla SEGUNDA. Es del todo preciso tomar las palabras en el sentido que indica el conjunto de la frase. Es decir, se debe tener en cuenta el significado de una palabra a la luz de todas las frases. Por eso es necesario conocer el pensamiento del autor. 
Afirmé que dado que Jesús cambia el nombre de nombre a Simón por Pedro (que quiere decir Piedra) no había por qué pensar como sostienen los protestantes que Jesús se refiriera a otra piedra que Pedro.  No podía ser causalidad que le pusiera precisamente ese mismo nombre para luego referirse a sí mismo. Luego apliqué otra regla: 
Regla TERCERA. Es necesario tomar las palabras en el sentido que indica el contexto, a saber los versículos que preceden y siguen al texto que se estudia. No se puede hacer doctrina con un solo versículo. Es decir se debe tener en cuenta el contexto del texto para no inventar un pretexto. 
Y aquí sostuve que también el contexto confirma que Cristo se refería a Pedro y no a sí mismo. En primer lugar porque es a Pedro al que le ha dado ese nombre, y en segundo porque el significado de su nuevo nombre viene dado inmediatamente después al nombrarle portador de las llaves. 
El argumento que dice que Cristo se refería a Pedro y no a sí mismo cuando pronunció las palabras de Mateo 16:18 ha sido contestado en otro artículo de mi autoría llamado  Respuesta a  …Y sobre esta piedra”  dirigido a analizar y exponer el por qué el autor de dicha obra está equivocado en cuanto a eso. Invito al amigo y a sus informantes a leer dicho análisis.
En cuanto a las reglas hermenéuticas, reitero el que el amigo no hace buen uso de tales reglas y lo estaremos viendo a medida que avanza esta respuesta.
Resumiendo el argumento con pocas palabras, nuestro amigo protestante admite que cuando se le da un nuevo nombre a algún personaje de la Biblia, ese nombre designa el propósito y la misión de tal persona, pero luego agrega que en el caso de Pedro no es así ya que Pedro volvió a ser llamado por Jesús por su antiguo nombre “Simón” y por tanto lo que recibió Pedro no fue un nuevo nombre sino un “apodo” o un “alias”. 
Comienzo mis respuestas aclarando que el hecho de que “admitamos” que cuando una persona en la Biblia recibe un nombre nuevo se designa el propósito y la misión de la persona, sea aun cambio o un apodo como en el caso de Pedro, lo admitimos porque la Biblia lo atestigua no porque el catolicismo o un teólogo católico lo diga.
Ahora bien, nunca he negado que en el caso de Pedro sea así. He dicho claramente que el sobrenombre dado a Simón denota su llamado a ser el pastor y apacentador de las ovejas (Juan 21:15-19). Si miran bien el argumento lo que digo es que aunque el nuevo nombre designa lo que la persona será, no significa que haya habido un cambio de nombre (en el caso del NT), lo cual es muy diferente a lo que el amigo se ha inventado. Como cuestión de hecho, en el Nuevo Testamento no hay un solo caso de cambio de nombre. Lo que se puede ver es que se dan sobrenombres. Los apodos por ser apodos no tienen menos significado que un nombre primario, pero lo del cambio o sustitución es falso. Lo que el amigo no puede probar por la Biblia es que a Pedro se le cambió el nombre. Este es el punto principal que he querido comunicar. Lo expondré con más detalle en el comentario al siguiente argumento del católico.
Lo primero que hay que aclarar es que cuando Dios da un nuevo nombre a alguien, este siempre va acompañado de una nueva función o propósito independientemente que pueda volver a ser llamado por su nombre anterior. Yo nunca afirmé que tenía que tratarse de una absoluta “sustitución” de nombre. Uno de los ejemplos que di fue el de Jacob cuyo nombre dado por Dios fue Israel: “En adelante no te llamarás Jacob sino Israel; porque has sido fuerte contra Dios y contra los hombres, y le has vencido” (Génesis 32,29) y su nombre tuvo tanto significado que el pueblo que salió de su semilla recibió su nuevo nombre “Israel” y lo conserva al día de hoy. Sin embargo si revisamos el Génesis vemos que a partir de allí Jacob sigue también siendo llamado por su antiguo nombre aproximadamente 90 veces, en el libro de los Salmos más de 30 veces, y haga el ejercicio con cualquier otro libro de la Biblia y obtendrá el mismo resultado. Pues bien, utilizando la lógica de nuestro amigo protestante tendríamos que concluir que el nuevo nombre dado a Jacob era sólo un “apodo” que no venía acompañado de ningún propósito o significado, aunque sabemos que no es así. 
Luego menciona que con Jesús ocurrió lo mismo, pues fue llamado el “Cristo” y también conservó su nombre natural “Jesús”, pero eso más que apoyar su tesis la contradice, pues dicho nombre que significa “ungido de Dios” refleja de manera precisa su propósito e identidad, la misma por la que es llamado “Enmanuel” (Dios con nosotros) ya que este nombre, más que un “apodo”, refleja quien es Jesús realmente, “la Palabra que se hizo carne, y puso su Morada entre nosotros,” (Juan 1,14) 
Con esto el amigo demuestra lo desubicado que está. Primero, la cuestión de cambios de nombre o asignación de apodos no aplica en el caso de Jesús. Los nombres con los que se le conoce a Cristo son más bien sus títulos, no apodos ni nuevos nombres. Todo lo que dice el amigo aquí respecto a Jesús lo sabe un niño de primaria. Lo que estoy cuestionando no es el significado de ningún nombre sino sobre el alegado cambio de nombre a Pedro.
Segundo, en el caso de Jacob sí hubo sustitución (cambio de nombre) porque Dios le dijo claramente que no se llamará más Jacob sino Israel y cuando se le llama por el primer nombre posterior a eso es por referencia. En el caso de Pedro Jesús nunca le dijo que no se llamara más Simón. También he aclarado que nunca he negado que los nombres, sea cambio o apodo, tienen su significado y propósito. Sobre esto de los cambios y apodos abundo más adelante en este artículo. 
Es lo que pasa cuando alguien se encuentra con un argumento que no sabe ni puede contestar. Inventa una jerigonza como respuesta y con eso piensa que ha refutado un argumento. Pero esto aun está comenzando. En los siguientes argumentos se verá más ampliamente lo que digo acerca del amigo.
De la misma manera aunque Pedro también fue llamado por su antiguo nombre, incluso por ambos al mismo tiempo “Simón Pedro” (Mateo 4,18; 10,2; 16,16; Marcos 3,16; 14,37; Lucas 5,8; 6,14; Juan 1,40; 6,8.68; 13,6.9.24.36: 18,10.15.25; 20,2.6; 21,2.3.11, etc.) eso no tiene por qué significar que su nuevo nombre no viniese acompañado de su identidad o propósito. De hecho, las palabras de Cristo más que un “apodo” reflejan su identidad: “Tu ERES Pedro”,  de la misma manera que Pedro le identificó “Tu ERES el Cristo”. ¿Era “Pedro” un apodo?  Entonces “Cristo” también lo era, pero llámese como se llame, identificaba lo que eran y su propósito. 
Demás está decir que el nuevo nombre de Pedro lo conservó hasta el final al punto de que en todo el resto del Nuevo Testamento y en especial en las epístolas paulinas es llamado “Cefas” (Roca o Piedra en arameo) y hoy día lo conocemos por ese nombre. 
A pesar de todo esto nuestro amigo más adelante continua: “Sobre lo del cambio de nombre, ya se demostró que a Pedro no se le sustituye el nombre natural, sino que se le añade un apodo…”, a lo que habría que observar que nuestro amigo tiene problemas en entender que significa “demostrar” algo. Hacer notar el hecho de que Pedro fue llamado también “Simón” luego de que recibiera su nuevo nombre, no equivale a demostrar que el nuevo nombre dado a Pedro no estuviese acompañado de una nueva función o propósito. Todos podemos decir que hemos demostrado algo, pero como dice el dicho el refrán: “del dicho al hecho hay mucho trecho” 
Otra evidencia de que nuestro amigo o no entendió el argumento, o él mismo se armó un muñeco de paja (falacia en donde se deforma el argumento del oponente para atacarlo con ventaja) es que él se esmera extremadamente en demostrar que no fue una “sustitución” de nombre: 
“El punto que quiero traer en todo esto es que aunque sí es cierto, y nunca se ha negado, que el cambio de nombre denota el carácter del ministerio de la persona, no podemos aplicar la regla del supuesto cambio a todo mundo porque ésa no es la realidad. Hay casos donde el nombre se sustituye completamente pero hay casos en los que esto no ocurre.” 
Pero ese nunca ha sido el punto. Como se ha visto, cuando un nuevo nombre es dado a alguien por Dios este designa su identidad o propósito mas allá de que su antiguo nombre vuelva a ser utilizado. 
Con estos planteamientos me percato de que el amigo no comprendió para nada el sentido que quise traer con esto del nombre. Como dije, nunca he negado los significados de los nombres. Él mismo lo dice cuando comenta que yo lo “admito”. 
Los defensores del papado argumentan que a Simón se le cambió el nombre. Yo demuestro con la Biblia que eso es una falacia que no pueden demostrar. Por el contrario lo que demuestro es que no hubo un cambio de nombre sino la asignación de un sobrenombre, por lo cual el argumento católico a favor de un primado “supremo” pierde fuerza.
Lo que el amigo hace con sus planteamientos es desviar la atención de lo que realmente estoy queriendo exponer y pasa entonces a producir cortinas de humo para desorientar al lector.
Casualmente lo del alegado cambio de nombre lo comenté en mi respuesta a Getsemaní Fernández Rangel y creo que es pertinente contestar a JMA con lo mismo. Traigo la cita de la respuesta a “y sobre esta piedra”:
Detengámonos en esta afirmación y preguntémonos: ¿Qué es un cambio? Según el Diccionario de la Real Academia Española “cambiar” denota “dejar una cosa o situación para tomar otra. Cambiar de nombre, lugar, destino, oficio, vestido, opinión, gusto, costumbre”. A su vez, el Diccionario de Sinónimos y Antónimos dice que cambio es “permuta, canje, mudanza, transformación. También, dice que cambiar es “alterar, canjear, permutar, modificar” (2005, editorial Ágata, Madrid). En otras palabras, cambiar es sustituir una cosa por otra. Esto nos llevará a la otra pregunta:

¿En verdad se le cambió el nombre a Simón?

A menudo los católicos utilizan algunos textos del Antiguo Testamento para tratar de reforzar el argumento del alegado cambio de nombre. Pero si se mira todo esto en detalle nos daremos cuenta que todo esto en realidad les revierte en contra. Veamos:

Génesis 17:5  Y no se llamará más tu nombre Abram, sino que será tu nombre Abraham, porque te he puesto por padre de muchedumbre de gentes.

Génesis 32:28  Y el varón le dijo: No se dirá más tu nombre Jacob, sino Israel; porque has luchado con Dios y con los hombres, y has vencido.

En todas las discusiones que he visto se le da enfoque únicamente a los significados de los nombres, que ello denota lo que la persona que recibe dicho nombre será, hará y todo eso. Entonces pasan a compararlo con el caso de Pedro:

Juan 1:42  Y le trajo a Jesús. Y mirándole Jesús, dijo: Tú eres Simón, hijo de Jonás; tú serás llamado Cefas (que quiere decir, Pedro).

Es casi cien por ciento seguro que nadie en una conversación ha sacado a colación la gran diferencia entre los casos de Abraham e Israel y el de Pedro. ¡Es ahí donde está el detalle! Cuando Dios le habló a Abram y a Jacob les dijo que no se llamarán más por sus nombres originales sino que de ahí en adelante se llamaran Abraham e Israel. En el caso de Pedro uno buscará en vano a ver dónde o en qué momento Jesús le dijo a Simón que no se llamará más Simón. Por el contrario, La Biblia aclara que Pedro es solo un sobrenombre dado a Simón.

Marcos 3:16  a Simón, a quien puso por sobrenombre Pedro;

Hechos 10:5  Envía, pues, ahora hombres a Jope, y haz venir a Simón, el que tiene por sobrenombre Pedro.

No es lo mismo que te sustituyan un nombre por otro a que te den solo un sobrenombre. El apodo no quita tu verdadero nombre, pero un cambio (sustitución) de nombre sí, como es el caso de Abraham e Israel a quienes nunca más se les llamó por sus nombres anteriores. Alguno podrá argumentar que a Israel se le continuó llamando Jacob después de eso pero esto no niega el hecho de que el cambio se efectuó con las palabras de Dios cuando le dijo “no se dirá más tu nombre Jacob”. El uso de su primer nombre después del cambio es entonces pura referencia al igual que otros casos que se dan en el AT como el de Sara la esposa de Abraham, entre otros.

Como cuestión de hecho, en el NT no existe ni un solo caso de cambio de nombres. Por el contrario lo que vemos es que las personas reciben apodos. Algunos ejemplos:

Mateo 10:3  Felipe, Bartolomé, Tomás, Mateo el publicano, Jacobo hijo de Alfeo, Lebeo, por sobrenombre Tadeo,

Marcos 3:16  a Simón, a quien puso por sobrenombre Pedro;

Lucas 22:3  Y entró Satanás en Judas, por sobrenombre Iscariote, el cual era uno del número de los doce;

Hechos 1:23  Y señalaron a dos: a José, llamado Barsabás, que tenía por sobrenombre Justo, y a Matías.

Entonces podemos afirmar que el alegado cambio de nombre que el apologista reclama para Simón no tiene base en la Escritura y lo recalcamos porque sus correligionarios utilizan este hecho ficticio para impulsar el liderato “supremo” de Pedro sobre los demás apóstoles.

Otro detalle interesante en cuanto al asunto del nombre es que cuando Jesús comunica sus más significativas palabras a Pedro  nunca lo nombra como tal (excepto en Juan 1:42 y Mateo 16:18):

Marcos 14:37  Vino luego y los halló durmiendo; y dijo a Pedro: Simón, ¿duermes? ¿No has podido velar una hora?

Lucas 22:31  Dijo también el Señor: Simón, Simón, he aquí Satanás os ha pedido para zarandearos como a trigo; 32  pero yo he rogado por ti, que tu fe no falte; y tú, una vez vuelto, confirma a tus hermanos.

Juan 21:15  Cuando hubieron comido, Jesús dijo a Simón Pedro: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas más que éstos? Le respondió: Sí, Señor; tú sabes que te amo. El le dijo: Apacienta mis corderos.

16  Volvió a decirle la segunda vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas? Pedro le respondió: Sí, Señor; tú sabes que te amo. Le dijo: Pastorea mis ovejas.

17  Le dijo la tercera vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas? Pedro se entristeció de que le dijese la tercera vez: ¿Me amas? y le respondió: Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te amo. Jesús le dijo: Apacienta mis ovejas.

Este pasaje del Evangelio de Juan es muy amplio, significativo y más aun; revelador puesto a que en el momento en que Cristo está llamando al apóstol a ser el pastor y líder de la Iglesia no utiliza ni Kefas ni Petros sino simplemente Simón tres veces seguidas. Todo esto nos llama a la reflexión en que en primer lugar, no hay base en el texto bíblico que apoye la sustitución de Simón por Pedro pero sí la hay de que Pedro es un apodo, y en segundo lugar, el hecho de que Jesús en ningún momento llamó a Simón por Pedro siendo que fue Él mismo quien le otorgó el apodo. Esto nos da una buena pista de qué era lo que Cristo realmente tenía en su mente cuando pronunció las palabras de Mateo 16:18.

Ese es mi enfoque. No estoy disputando los significados de los nombres sino la falsa enseñanza de un cambio (y un cambio ES una sustitución). El catolicismo dice que a Pedro se le CAMBIÓ el nombre. La Biblia dice que Pedro es un sobrenombre y no un renombramiento. ¿Por qué el catolicismo insiste en enseñar algo que nunca ocurrió? Esa es la pregunta.

Ahora bien, pasando al tema de las llaves el amigo católico me cita como sigue:

Respuesta protestante:
“Es correcto que hay un paralelo en cuanto a que las llaves en la Biblia, además de utilizarse en su sentido literal (ej. Jue. 3:25), también simbolizan un alto cargo de responsabilidad, pero en todos los casos significa poseer, otorgar y negar acceso a algo.La pregunta que nuestro amigo debió hacerse es: ¿de qué son las llaves en Isaías y de que son las llaves en Mateo? 
Aquí es donde radica la gran diferencia. En Isaías se entrega la llave de la casa de David y en Mateo se entregan las llaves del Reino de los Cielos. Los contextos de ambos pasajes nos aclaran para qué era la una y  la otra. Si revisamos el trasfondo del pasaje de Isaías notaremos que antes de Elyaquim convertirse en mayordomo, Sebna era el ostentador del cargo. El contexto inmediato del capítulo 22 desde el primer versículo nos dice que Sebna era un hombre ambicioso y corrupto y por eso el mismo Yavé lo destituyó del cargo poniendo en su lugar a Elyaquim, a quien entrega la llave de la casa de David, es decir de la nación de Israel. El cargo que Elyaquim ocuparía sería uno de carácter puramente administrativo secularmente.” 
A lo que el amigo responde:
Nuevamente en ese argumento nuestro amigo parece o no haber entendido el argumento, u otra vez se construye un muñeco de paja a su gusto. En primer lugar debo aclarar que yo no afirmé que las llaves que se mencionan en Isaías 22,22 y las llaves que Jesús entrega a Pedro sean las mismas llaves. Lo que sostuve es que Jesús utilizó una figura muy conocida en su época (la de las llaves como símbolo de autoridad) para nombrar a Pedro el mayordomo de su reino. 
Noten cómo el amigo contorsiona su propio argumento para decir que no dijo lo que en realidad sí dijo. Admite que las llaves de Elyakim y las de Pedro no son las mismas llaves pero a su vez les aplica el mismo significado dándoles el mismo tipo de prerrogativas a ambas. Como veremos el tipo de mayordomía que tienen las llaves descritas en Isaías 22 no son las mismas que las de Mateo 16.
Es cierto, y lo mencioné, que las llaves entregadas en Isaías 22,22 eran las llaves de la Casa de David, o dicho de otro modo, del Reino de Israel, y siendo Israel una teocracia en todo el sentido de la palabra, el mayordomo del reino no era un cargo meramente secular como entiende nuestro amigo, sino que venía acompañado de una paternidad espiritual. El mismo texto así lo hace ver: “será él un padre para los habitantes de Jerusalén y para la casa de Judá.”. 
Con el uso de este texto en la manera como lo interpreta nuestro amigo no se toma en cuenta que muchos de los reyes de Israel eran hombres de Dios que gobernaban conforme a Sus estatutos. Lo mismo podemos decir de muchos de sus mayordomos. Eso no se discute. Pero cuando se trataba de los asuntos espirituales del pueblo ya habían sacerdotes y profetas que se encargaban de eso. Tomemos por ejemplo el caso de Esdras y Nehemías. Todos saben que Esdras era un líder espiritual con temor de Dios y de oración. Pero su llamado fue a administrar los asuntos políticos del recién retornado pueblo. Esdras el escriba y sacerdote era quien se encargaba de los asuntos espirituales y escriturales, así como Hageo y Zacarías eran los profetas de apoyo a la reconstrucción del templo. Entonces Elyakim era el líder político, Isaías era el profeta encargado de denunciar la condición espiritual del pueblo y Ezequías seguía siendo la cabeza de la nación como rey.
Es en ese sentido que cuando el texto arriba citado dice : “será él un padre para los habitantes de Jerusalén y para la casa de Judá, lo que denota es que Elyakim dirigirá al pueblo conforme a la ley de Dios guiando y protegiendo al pueblo como lo hace un buen padre de familia.
Es Dios quien le entrega la llave a Elyakim así como Cristo le entrega las llaves a Pedro. Elyakim recibe la mayordomía pero Dios sigue siendo la cabeza de Israel así como Pedro recibe la mayordomía ESPIRITUAL de la Iglesia pero Cristo es la UNICA cabeza esta. Eso es lo que dice la Biblia (Efesios 5:23, Gálatas 1:18). Nótese que el amigo admite que Israel era una teocracia en todo sentido, por lo tanto Dios seguía al mando de todos los asuntos. Él es quien da posiciones y las quita (aunque tengo ciertas reservas con esto de la teocracia).
Acerca de esto podemos seguir mencionando otros ejemplos como el de José el soñador a quien el faraón le entrega el poder para gobernar Egipto. Esto no significa que José se convirtió en el líder “supremo” de Egipto porque el faraón seguía estando a la CABEZA de la nación (Gén 41:40). Y así hay muchos otros ejemplos pero esto es suficiente para demostrar que el hecho de que se le nombre a alguien mayordomo no significa que este se convierta en líder “supremo”. Las llaves se entregan al mayordomo para que este administre, por lo tanto administrar no necesariamente quiere decir supremacía.
Creo que hasta aquí he sido claro en que no niego el significado del apodo que se le asignó a Pedro como tampoco dudo sobre su mayordomía.
Nuestro amigo tampoco parece entender que estaba anunciado que el reino de Israel trascendería el plano material y no tendría fin porque Jesús al ser su heredero se sentaría en su trono: “El será grande y será llamado Hijo del Altísimo, y el Señor Dios le dará el trono de David, su padre;  reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reino no tendrá fin.” (Lucas 1,32).  Por tanto, con la entrega de llaves, Jesús está nombrando a Pedro el nuevo mayordomo de su Reino, de la misma manera que los antiguos reyes de Israel nombraban a su mayordomo. 
Repasaré lo antes dicho para que quede aun más claro. No estoy en contra del significado del nombre ni de lo que significan las llaves. Mi oposición va del lado de que se utilicen estos elementos para construir el susodicho muñeco de paja para especular que por esto Pedro es el líder “supremo” de la iglesia. Ese puesto le pertenece a Jesucristo. Como el católico lo admite, Pedro era mayordomo, pero Jesús es el AMO del mayordomo y de la iglesia. Es el único que el Nuevo Testamento reconoce como líder supremo o la cabeza (Efe 5:23, Col 1:18). Por esta razón las llaves en el caso de Elyakim significan gobierno pero en el caso de Pedro significan poder para conceder o negar acceso al Reino de los Cielos. Son diferentes significados de la figura de las llaves.
Continúa nuestro amigo protestante: 
“En cambio, las llaves del Reino de los Cielos entregados a Pedro claramente denotan un liderato espiritual que tendría como pastor en la iglesia. Pedro abriría las puertas de la fe a gentiles pero más que nada a los judíos. Cuando Cristo le dijo a Pedro “y lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos” (Mat. 16:19), tiene un paralelo en Mat 18:18 donde Jesús dice: “De cierto os digo que todo lo que atéis en la tierra,  será atado en el cielo;  y todo lo que desatéis en la tierra,  será desatado en el cielo”.Aquí, aunque no se les entregan las llaves, se les confiere la misma autoridad de atar y desatar a todos los discípulos, lo que significa que en ese sentido la autoridad de Pedro no era superior a la de los otros once.” 
Con la primera parte del argumento estoy de acuerdo: las llaves dadas a Pedro no son ya las antiguas llaves de un reino físico, sino de un reino que ha trascendido al plano espiritual. Las llaves entregadas a Pedro son pues las llaves de la Iglesia que es el reino de Dios. Esto parece entenderlo nuestro amigo protestante y lo celebro. Sin embargo agrega que como el resto de los discípulos recibe también la autoridad de atar y desatar de allí deduce que la autoridad de Pedro no era superior a la del resto de los apóstoles. 
Pero precisamente la debilidad de este razonamiento está en ignorar la relación que existe con la figura que Cristo ha utilizado, pues al igual que en los antiguos reinos habían muchos ministros que tenían autoridad para tomar decisiones, sólo uno de ellos, el mayordomo era el portador de las llaves y su autoridad era superior a la del resto. Sus decisiones no podían ser revocadas por ningún otro ministro ya que sólo estaba subordinado al rey, por eso se decía: “abrirá, y nadie cerrará, cerrará, y nadie abrirá.” 
Aquí vemos con aún más claridad la contradicción del amigo. Dice que las llaves que se mencionan en los casos en discusión no son las mismas pero aquí de nuevo le da el mismo significado de “supremacía” a ambas. Estoy de acuerdo con el planteamiento del amigo en el caso de Elyakim (y otros) pero el error está en querer aplicarle las mismas prerrogativas a Pedro.  Como cuestión de hecho, el paralelismo que hace el amigo entre las llaves de Elyakim y las de Pedro es incorrecto. Elyakim y sus llaves son la prefiguración de Cristo y sus llaves como lo indica Apocalipsis 3:7:
Escribe al ángel de la iglesia en Filadelfia: Esto dice el Santo, el Verdadero, el que tiene la llave de David, el que abre y ninguno cierra, y cierra y ninguno abre. Es por esto que el uso de las llaves en Isaías 22 y Mateo 16 son diferentes.
Obsérvese que el argumento católico no afirma que sólo el sucesor de Pedro tenga autoridad para atar y desatar, por el contrario, los obispos en comunión con su cátedra como legítimos pastores de su rebaño también la tienen. Lo que se dice es que la autoridad concedida a Pedro tiene una jurisdicción más amplia de la misma manera que la autoridad de los ministros del reino de Israel estaba subordinada a la del mayordomo.
Es fácil argumentar cualquier cosa sin demostrarlo con textos bíblicos. En el NT no existe ninguno para sostener lo que nuestro amigo aquí arguye sobre la superioridad de Pedro sobre los demás apóstoles. Noten que una cosa es ser portavoz o pastor de los apóstoles, lo cual es bíblico, y otra es que sea líder “supremo” de la iglesia, lo cual bíblicamente es insostenible.
La mejor evidencia de esto es que aunque todos los apóstoles reciben el poder de atar y desatar, sólo a Pedro se entregan las llaves. Si nuestro amigo quiere salir airoso de este argumento no tiene que demostrar que todos los apóstoles tenían autoridad, cosa que nadie niega, sino que su autoridad no estaba subordinada a la de Pedro cuando la Escritura señala que sólo Pedro porta las llaves. De hecho Jesús dice “A TI te daré la llave”, no “a ustedes…”, y de esta manera toda la Iglesia recibe las llaves a través de su portador: Pedro.
Aquí el amigo está exigiendo algo que él no hace. Pide que demuestre por las Escrituras que los apóstoles no estaban subordinados a Pedro quien era portador de las llaves. Pero el amigo no da ni un solo texto demostrando su postura lo cual tenía que hacer si quería convencer a alguien que Pedro era superior a los demás apóstoles. El único texto donde puede sostenerse para no ahogarse es el de Mateo 16:19 donde se demostró que esas llaves no significan lo mismo que las de Elyakim. Mayordomo no es sinónimo de cabeza. Pedro era el mayordomo, Cristo es la cabeza. Que el amigo demuestre lo contrario.
¿De qué modo Pedro utilizó las llaves? Cristo llamó a Pedro a ser pastor y apacentador del rebaño (Juan 21:15-17). Pedro fue precursor al presentar el evangelio a los gentiles. En Hechos 2:14 y siguientes Pedro le abrió las puertas del reino a todo el que escuchó su discurso y creyó. También podemos verlo en el momento que le predica a Cornelio, otro gentil (Hechos 10). En todo lugar donde Pedro predicó el evangelio estaba abriendo las puertas del cielo. Así se podrían enumerar más casos.
Ahora bien, en ningún lado se dice que Pedro ordenó o decretó alguna cosa que no se podía revocar por los otros discípulos. No hay un solo caso en el NT. En el Concilio de Jerusalén (Hechos 15), por ejemplo, Pedro aportó su testimonio al igual que Pablo y otros, pero el decreto irrevocable no fue hecho por Pedro sino por Jacobo (Hechos 15:19 y siguientes). Tampoco a Pedro se le ve decidiendo ni decretando ni escogiendo ni enviando a nadie. Lo hacían los discípulos y los ancianos en conjunto, no solo uno.
Cuando uno de los apóstoles rendía sus informes lo hacían ante Jacobo y los ancianos. La Biblia dice:
Hechos 21:17  Cuando llegamos a Jerusalén, los hermanos nos recibieron con gozo.
 21:18  Y al día siguiente Pablo entró con nosotros a ver a Jacobo, y se hallaban reunidos todos los ancianos; (el texto grieto literalmente dice que fueron hacia Jacobo)
 21:19  a los cuales, después de haberles saludado, les contó una por una las cosas que Dios había hecho entre los gentiles por su ministerio.
 21:20  Cuando ellos lo oyeron, glorificaron a Dios, y le dijeron: Ya ves, hermano, cuántos millares de judíos hay que han creído; y todos son celosos por la ley.
 21:21  Pero se les ha informado en cuanto a ti, que enseñas a todos los judíos que están entre los gentiles a apostatar de Moisés, diciéndoles que no circunciden a sus hijos, ni observen las costumbres.
 21:22  ¿Qué hay, pues? La multitud se reunirá de cierto, porque oirán que has venido.
 21:23  Haz, pues, esto que te decimos: Hay entre nosotros cuatro hombres que tienen obligación de cumplir voto.
 21:24  Tómalos contigo, purifícate con ellos, y paga sus gastos para que se rasuren la cabeza; y todos comprenderán que no hay nada de lo que se les informó acerca de ti, sino que tú también andas ordenadamente, guardando la ley.
 21:25  Pero en cuanto a los gentiles que han creído, nosotros les hemos escrito determinando que no guarden nada de esto; solamente que se abstengan de lo sacrificado a los ídolos, de sangre, de ahogado y de fornicación.
 21:26  Entonces Pablo tomó consigo a aquellos hombres, y al día siguiente, habiéndose purificado con ellos, entró en el templo, para anunciar el cumplimiento de los días de la purificación, cuando había de presentarse la ofrenda por cada uno de ellos.

Pedro mismo reconoció lo importante que era rendir cuentas a un líder:

Hechos 12:16  Mas Pedro persistía en llamar; y cuando abrieron y le vieron, se quedaron atónitos.
 12:17  Pero él, haciéndoles con la mano señal de que callasen, les contó cómo el Señor le había sacado de la cárcel. Y dijo: Haced saber esto a Jacobo y a los hermanos. Y salió, y se fue a otro lugar.

Además Pedro sabía bien lo que era seguir órdenes:

Hechos 8:14  Cuando los apóstoles que estaban en Jerusalén oyeron que Samaria había recibido la palabra de Dios, enviaron allá a Pedro y a Juan;

Tomando en cuenta el contexto de los textos anteriores, ¿quiénes enviaron a Pedro y a Juan a Samaria? La respuesta está en la Biblia: los apóstoles sujetos a la aprobación de JACOBO.

Aprovecharé esta coyuntura para refutar una posible objeción a esto. A menudo los católicos apelan a Gálatas 1 donde Pablo dice:

Gálatas 1:18  Después, pasados tres años, subí a Jerusalén para ver a Pedro, y permanecí con él quince días;
1:19  pero no vi a ningún otro de los apóstoles, sino a Jacobo el hermano del Señor.

Un sitio católico comenta a esto:

La palabra visitar, que hemos empleado a falta de otra más exacta, no reproduce adecuadamente la fuerza del verbo original “historésai”, que significa conocer de vista, tener una entrevista, visitar por atención y respeto. Con ello quiere decir San Pablo que deseó conocer personalmente a San Pedro, ofrecerle sus respetos y hablar detenidamente con él. La manera indirecta de mencionar, cómo por vía de preterición, el hecho de haber visto simplemente a Santiago, indica el carácter ocasional de este encuentro y la importancia secundaria que le atribuía San Pablo. Y esto que Santiago el obispo de Jerusalén y el hermano del Señor. 

Es cierto que en el verso dieciocho se utiliza la palabra jistoreo (ἱστορέω G2477) que denota visitar con el fin de hacer conocimiento” (Vine). Strong indica que el vocablo significa  “ser conocedor (educado), i.e. (por impl.) visitar para información (entrevista):-ver”.

Con esto el católico forma un argumento para rebajar el encuentro con Santiago (Jacobo) como una “simple vista” secundaria inferior a la visita a Pedro. Pero cuando hacemos la misma exegesis del verso dieciocho en el verso diecinueve (cosa que curiosamente no vemos en el argumento del católico) vemos el tipo de “vista” que Pablo hizo a Jacobo realmente.

En el verso diecinueve se utiliza la palabra eidon (εἰδόν G1492), la cual está (relacionado con oida, conocer), saber:-percibir, reconocer, saber, ver, comprender, conocer, conocido, entender, ignorar, informar, mirar.

Podemos ver entonces que tanto jistoreo como eidon significan conocer. El primero, con carácter de entrevista. El segundo con carácter de informar. No podemos perder de vista que a quien se le rendía cuentas de todo era a Jacobo. En el relato de Gálatas no se ve a un Pedro ordenando ni decretando nada sino entrevistándose con Pablo. Como cuestión de hecho, esa parte de Gálatas es la versión de Pablo de los acontecimientos de Hechos 9:25-26, 22:17-18, 2 Corintios 11:33.

Además, si para Pablo Jacobo estaba en un nivel secundario en relación con Pedro entonces, ¿por qué cuando Pablo menciona a los de cierta reputación en la iglesia (Gálatas 2:9) menciona a Jacobo primero y segundo a Cefas? En ninguna de sus menciones Pablo ubica primero a Pedro (1 Corintios 1:12, 3:22, Gálatas 2:9).

Pasemos ahora a analizar la segunda parte que el amigo hace en respuesta a mi artículo.

A manera de resumen muy breve, para intentar refutar mi argumentación nuestro amigo se basó en lo siguiente:
-          Si bien acepta que los cambios de nombre en la Biblia de parte de Dios, vienen acompañados de una nueva función e identidad para la persona, en el caso de Pedro no necesariamente es así ya que lo que allí ocurrió no fue una “sustitución” de nombre, sino que se le dio un “apodo” o “sobrenombre”.
-          Cuando se le entregan las llaves del reino de los cielos, no hay por qué entender que se le está designando “mayordomo” del reino, y no necesariamente hay una relación entre la figura de las llaves aquí, y las llaves del mayordomo del reino de las que se habla en Isaías 22,22.
A manera de resumen, ya se contestó a los planteamientos aquí citados. Si vemos el primer punto ya se aclaró que nunca puse en duda el significado del apodo que se le asignó a Simón. Lo que enfaticé es que el supuesto cambio de nombre es una falacia. Sobre el significado del nombre podrán ver en detalle el porqué difiero del argumento católico con más detalle AQUÍ
En cuanto a las llaves se explicó que no se está poniendo en duda el significado de mayordomía que tienen pero no se le puede aplicar el mismo significado de primacía a la figura de las llaves en Isaías y Mateo porque los contextos del uso de dichas llaves no son las mismas. Y lo mostré con textos bíblicos. Pero nuestro amito continúa:
Las llaves del Reino de los cielos
Nuestro amigo también escribe:
“En este momento entramos a discutir sobre las llaves que le fueron entregadas a Pedro. Nuestro amigo católico encontró en el pasaje de Isaías 22:20-25 un paralelo con Mateo 16:19 para indicar que las llaves que le otorgaron a Elyakim denotan una mayordomía superior. En este punto estamos de acuerdo el católico yo.
Es correcto que hay un paralelo en cuanto a que las llaves en la Biblia, además de utilizarse en su sentido literal (ej. Jue. 3:25), también simbolizan un alto cargo de responsabilidad, pero en todos los casos significa poseer, otorgar y negar acceso a algo. La pregunta que nuestro amigo debió hacerse es: ¿de qué son las llaves en Isaías y de que son las llaves en Mateo?.
Aquí es donde radica la gran diferencia. En Isaías se entrega la llave de la casa de David y en Mateo se entregan las llaves del Reino de los Cielos. Los contextos de ambos pasajes nos aclaran para qué era la una y  la otra.
En primer lugar, habría que añadir que la figura de las llaves de un reino, más que meramente significar “poseer, otorgar y negar el acceso a algo” simboliza autoridad de gobierno, que incluye la potestad de tomar decisiones. En el texto de Isaías 22 se ve cómo es una autoridad sólo subordinada al Rey, por lo tanto el carácter de esas decisiones es irrevocable para el resto de ministros también con autoridad en el reino. De allí que el texto dice “abrirá, y nadie cerrará, cerrará, y nadie abrirá.
En esta parte estoy de acuerdo con el amigo. Las llaves en el texto de Isaías significan lo que muy bien el amigo expone. Pero como ya se dijo, el error está en querer asignarle el mismo significado de la figura a Pedro. En cuanto a la parte del pasaje que dice abrirá, y nadie cerrará, cerrará, y nadie abrirá se está haciendo un paralelismo incorrecto (y eso también se discutió). Aquí, en la persona de Elyakim se está haciendo una prefiguración de Cristo como vemos en Apocalipsis 3:7:
Escribe al ángel de la iglesia en Filadelfia: Esto dice el Santo, el Verdadero, el que tiene la llave de David, el que abre y ninguno cierra, y cierra y ninguno abre.
Por otro lado, como comenté en mi entrega anterior, mi argumentación no consistía en decir que Pedro recibió las mismas llaves que Sebna, sino que Cristo utilizó una figura de su tiempo, la de las llaves del reino, para dar a entender que estaba confiriendo una autoridad sobre su reino a Pedro.
Esta contradicción también se discutió. Y con esto nos damos cuenta de que estos argumentos repetidos del amigo son lo único que tiene para sostenerse en pie pero todo se le cae por su propio peso. Él dice que Pedro y ELYAKIM no reciben las mismas llaves, pero de inmediato aplica la mencionada figura a Pedro con el mismo significado y de la misma forma que lo hace con Elyakim.
Sebná fue mayordomo de la Casa de David, un reino hasta entonces terrenal, pero el reinado de Jesús, heredero de la Casa de David, trascendería el plano terrenal y sería de plano espiritual, de allí que se profetizara que se sentaría sobre la cada de David, su padre, y su reinado no tendría fin. Nadie intentó probar que Pedro sería el nuevo mayordomo del Israel terrenal,
… y es por eso mismo que estoy diciendo que las llaves no se pueden aplicar con el mismo significado en ambos casos; uno de carácter político (Elyakim) y el otro de carácter espiritual (Pedro). El amigo está confundiendo la relación de Elyakim con Dios con la función de gobierno que se le delegó. No sé de dónde el amigo saca que se está diciendo que Pedro sería el mayordomo del Israel terrenal. Es el amigo quien anda enredado en sus propios señalamientos.
 “En cambio, las llaves del Reino de los Cielos entregados a Pedro claramente denotan un liderato espiritual que tendría como pastor en la iglesia. Pedro abriría las puertas de la fe a gentiles pero más que nada a los judíos. Cuando Cristo le dijo a Pedro “y lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos” (Mat. 16:19)”
Lo primero es correcto. Que las llaves entregadas a Pedro denotan un liderato espiritual es precisamente lo que había establecido aludiendo Isaías 22,22. Nuestro amigo admite lo que intentaba demostrar.
Otra demostración más de lo que he estado señalando. Sigue insistiendo en darle el mismo significado a las llaves en ambos casos. El liderato que se alude en Isaías 22 provenía de un hombre espiritual con temor de Dios. Pero su mayordomía era una de carácter administrativo políticamente hablando (¿ven la confusión?). De la parte espiritual se encargaban otras personas que Dios puso para eso. Por otra parte, las de Pedro eran un liderato espiritual como pastor de la iglesia.
 Ahora, es cierto que parte de las funciones de Pedro como nuevo mayordomo es permitir la entrada de gentiles a la Iglesia, pero no sólo se limitan a eso. Usar su potestad para gobernar en algún momento determinado no implica que la autoridad de gobierno se limite a eso, como suelen razonar los protestantes. De allí que Jesús dice “LO QUE ATES”, y “LO QUE DESATES”.
Me gustaría que el amigo demuestre bíblicamente en qué momento Pedro utilizó su potestad para “gobernar” la iglesia. Lo que Cristo le ordenó fue a pastorear y apacentar el rebaño (Juan 21: 15-17). Pero ¿gobernar “en algún momento determinado”? Que demuestre cuando fue ese “momento”.
En cuanto a la cita que el amigo hace de LO QUE ATES”, y “LO QUE DESATES, el amigo bien sabe que esa facultad Cristo también la delegó a los demás discípulos (Mateo 18:18). Pero el amigo pretende hacer un espagueti con las llaves y el atar y desatar como si fuera todo lo mismo.
Continúa nuestro amigo:
“Otro pasaje paralelo es Lucas 11:52 donde Cristo habla sobre las “llaves de la ciencia”. Ahí el contexto indica el negarle el verdadero conocimiento a las personas enseñando en su lugar uno falso, cerrándoles así las puertas de los cielos (Mat. 23:13). No hay en este pasaje indicio alguno de primacía.
También en la revelación de Apocalipsis hay cuatro instancias en las que se mencionan llaves. Una de ellas denota la posesión de acceso y señorío a la casa de  David, pues el portador de las llaves aquí es el mismo Cristo (Apoc. 3:7) También es Cristo quien posee las llaves de la muerte y el Hades (1:18). Las otras dos denotan el acceso al abismo (Apoc. 9:1, 20:1). En este caso, aunque a la estrella que cae del cielo se le entregan las llaves del abismo, aquí las llaves no denotan la primacía de éste, pues el puesto ya está ocupado por el rey de los que viven allí, quien es “Abadón,  y en griego, Apolión” (Apoc. 9:11).  En el cap. 20, tampoco las llaves significan primacía por lo antes dicho.
Al aplicarle solo un significado (el de primacía) a las llaves es ignorar el resto de los usos y contextos asignados a lo largo de todas las Escrituras.  Por lo tanto, cuando  examinamos pasajes paralelos no podemos olvidar el trasfondo y el contexto de éstos porque el hecho de que sean paralelos no significa que sean cien por ciento equivalentes. Parece que a nuestro amigo católico se le “chispó” ese pequeño detalle.”
Más adelante continúa extraviado divagando sobre las diversas figuras de llaves en la Biblia, lo que hace ver que ha comprendido el argumento de manera simplista.
Vamos a ver cuán simplista he comprendido mi “divagación”. En el proceso verán el pésimo uso que el amigo le da a las reglas hermenéuticas que él mismo cita.
Regla TERCERA. Es necesario tomar las palabras en el sentido que indica el contexto, a saber los versículos que preceden y siguen al texto que se estudia. No se puede hacer doctrina con un solo versículo. Es decir se debe tener en cuenta el contexto del texto para no inventar un pretexto. 
Si ha leído bien, la regla dice que no se puede hacer doctrina con un solo versículo. Pues bien, a pesar de lo que dice la regla el amigo solo utilizó un texto para tratar de demostrar su argumento relacionado con las llaves (correcto, Isaías 22:22). Aquí el amigo ha hecho mal uso de dicha regla.
Lo que el amigo no dice es que  yo seguí la regla al pie de la letra (como se ve en la cita mía que él amigo puso) y analicé todos los pasajes donde se mencionan llaves en la Biblia.
 Y ahí el amigo reprobó la regla quinta:
Regla QUINTA. Es necesario consultar LOS pasajes (PLURAL) paralelos. Los pasajes paralelos son aquellos que tienen relación, o que tratan de un mismo asunto.
Los pasajes a los que aludo el mismo amigo las citó más arriba pero ni siquiera les dio un ápice de importancia. Repasémoslas:
Lucas 11:52 Cristo habla sobre las “llaves de la ciencia”. Ahí el contexto indica el negarle el verdadero conocimiento a las personas enseñando en su lugar uno falso, cerrándoles así las puertas de los cielos (Mat. 23:13). No hay nada en el pasaje que le dé a las llaves un significado más amplio del que el mismo contexto les da.
También en la revelación de Apocalipsis hay cuatro instancias en las que se mencionan llaves. Una de ellas denota la posesión de acceso y señorío a la casa de  David, pues el portador de las llaves aquí es el mismo Cristo (Apoc. 3:7) También es Cristo quien posee las llaves de la muerte y el Hades (1:18). En este caso las llaves las tiene el mismo Señor, lo que significa que las llaves aquí indiscutiblemente significan soberanía.

Las otras dos denotan el acceso al abismo (Apoc. 9:1, 20:1). En este caso, aunque a la estrella que cae del cielo se le entregan las llaves del abismo, aquí las llaves no denotan la primacía de éste, pues el puesto ya está ocupado por el rey de los que viven allí, quien es “Abadón,  y en griego, Apolión” (Apoc. 9:11).  En 20:1, tampoco las llaves significan primacía sino poder para abrir y cerrar.
Si hacer uso correcto del las reglas hermenéuticas es extraviarse o divagar no quisiera pensar como le llamaré al uso que le dio el amigo a dicha regla.
Nadie ha sostenido que la figura de las llaves del reino signifique meramente “primacía”, lo que se ha dicho es que simbolizan autoridad.
Por eso mismo es que demostré con textos bíblicos que las llaves no necesariamente denotan primacía. El problema es que el amigo utiliza solo un texto para demostrar que las llaves de Pedro significan lo que realmente no significan. ¿Y los demás? Bien, gracias.
 Las llaves del reino de los cielos evidentemente simbolizan AUTORIDAD EN el reino de los cielos, no en otro tipo reino. Y se deduce que Pedro ha recibido la primacía sobre el resto de los apóstoles, porque sólo él recibe las llaves, una figura en donde cuando el que las porta ata, otro no desata y viceversa.
Ya he mencionado el problema que tiene este argumento. El amigo simplemente “dice” que Pedro ha recibido la primacía SOBRE el resto de los apóstoles porque el que porta las llaves ata y otro no desata, etc. Pero ¿dónde están los textos que demuestren que Pedro ejerció ese tipo de autoridad? El único en todo el Nuevo Testamento que es descrito con esas prerrogativas es a Jesús. Es fácil decir algo sin demostrarlo. Así cualquiera.
Sin embargo yo expuse los textos que demuestran lo contrario.
Pero nuestro amigo de forma plana razona que cuando he sostenido que el momento donde Cristo entrega las llaves a Pedro le designa como primado entre los apóstoles, por la autoridad que le confiere, nuestro amigo sólo entiende este absurdo:
LLAVES = PRIMACÍA
Por el contrario, lo que hago es refutar a los que creen tal absurdo. El amigo me acusa de algo que quien lo hace es él. Luego manipula mi argumento para que diga lo que él quiera y así poder contestar algo. Lo que he dicho es que considerando todos los pasajes donde se habla de llaves queda claro que las llaves no necesariamente significan primacía.
Dicho de manera simple: Pedro no recibe la primacía sólo por recibir unas llaves cualesquiera, recibe la primacía por ser el apóstol al que Jesucristo le entrega la autoridad para gobernar su Iglesia, utilizando las llaves del reino de los cielos como símbolo.
Sin embargo, aquí nunca se ha hablado de unas llaves “cualesquiera”. Sabemos que esto de las llaves son elementos simbólicos. Segundo, noten como el amigo utiliza el símbolo de las llaves en el contexto de una primacía (gobierno). Luego dice que yo incurro en un absurdo.
 “Aquí el querido amigo católico se acaba de pegar bien fuerte con su propio garrote. La acusación de que “los protestantes aplican un patrón fijo de significados a los elementos metafóricos” es precisamente lo que él ha hecho en relación con las llaves de Elyakim y las de Pedro. Utiliza la figura de la llave y la aplica a ambos personajes de la misma manera y sin embargo, la aplicación de la autoridad que confieren las llaves y los contextos son distintos en los dos pasajes.”
Pero esto como ya se ha explicado no es cierto, pues nunca he sostenido que las llaves de ambos reinos fuesen de la misma naturaleza, ni que implicaran el mismo tipo de autoridad. Bastaba un poco de comprensión lectora para entender que en el caso de Pedro denotaban una autoridad espiritual como él mismo admitió. El contexto en cambio si permite apreciar que cuando se habla de las llaves de un reino se habla de la autoridad para gobernar en nombre del Rey dicho reino, sea terrenal, o espiritual.
Esto es lo que he venido repitiendo a lo largo de estas respuestas. Fíjese que el amigo primero dice nunca he sostenido que las llaves de ambos reinos fuesen de la misma naturaleza, ni que implicaran el mismo tipo de autoridad, pero de inmediato dice que cuando se habla de las llaves de un reino se habla de la autoridad para gobernar en nombre del Rey dicho reino, sea terrenal, o espiritual, dándonos a entender que las llaves a las cuales se alude en Isaías y las de Mateo tienen el mismo significado de gobierno. En otras palabras el amigo está diciendo que son las mismas llaves. Pero él dice “no son pero sí son”. Y esto SI es aplicar el mismo patrón a los elementos metafóricos. También se llama contradecirse a sí mismo.
Pero curiosamente, luego de tratar de acusarme a mí mismo de cometer el error de aplicar un patrón fijo de significados a los elementos metafóricos, persevera él en cometerlo:
 Es correcto que en Isaías 51:1 la metáfora de la piedra se refiera a Abraham (aunque tengo ciertas reservas en cuanto a eso), pero un solo versículo donde  no se aplique ésta a Cristo no lo descalifica de ser la piedra. Existen decenas de pasajes en el Antiguo Testamento donde a Dios se le aplica la palabra Roca. Aquí pongo una lista de algunos de ellos:
Deut 32.4, Deut 32.15, Deut 32.18, Deut 32.30, Deut 32.31, Deut 32.31, Deut 32.37, 2 Sam 22.32, 2 Sam 22.47, 2 Sam 23.3, Sal 18.31, Sal 18.46, Sal 19.14, Sal 28.1, Sal 31.2, Sal 61.2, Sal 62.2, Sal 62.6, Sal 62.7, Sal 71.3, Sal 73.26, Sal 89.26, Sal 94.22, Sal 95.1, Sal 144.1, Isa 17.10, Hab 1.12.
Si es cierto que hay muchos textos donde se utiliza la palabra roca o piedra para otros propósitos, como su uso natural por ejemplo, vemos que también es ampliamente utilizada metafóricamente para referirse a Dios.”
En este último comentario, nuestro amigo se refuta a sí mismo y no se da cuenta. Cosas que pasan cuando no se razona de manera coherente.
Obsérvese que aunque admite que hay textos donde se utiliza la palabra piedra con otros propósitos, inclusive metáforas donde la figura de la roca es aplicada a otras personas, como Abraham, aún insiste en atropellar con un montón de textos (que intenta multiplicar dividiendo versículo por versículo) en donde la palabra Roca se utiliza para simbolizar a Dios.
Es un hecho de lógica elemental que aunque hubiese no 100, sino un millón de textos en la Biblia donde una figura se use en un sentido, no significaría que siempre tenga que utilizarse de la misma manera a expensas del contexto. Y dado que él mismo admite la existencia de otros textos en donde no se cumple la regla, pretende que analicemos Mateo 16,18 en base a porcentajes, como si todo se redujera a una cuestión de números.
Sin embargo aquí nadie ha mencionado números ni porcentajes. De hecho, el amigo está incurriendo en una pésima aplicación de las reglas hermenéuticas (la regla SEGUNDA y la QUINTA), como lo explico más adelante.
Lo que sucede es realmente distinto. La figura “roca” es frecuentemente asociada a Dios en la Biblia porque tiene ciertas características que pueden ayudarnos a comprender una característica de la divinidad, que es su firmeza, su estabilidad. Pero la firmeza no es una característica única de Dios, sino que Dios también la ha infundido en sus creaturas, de allí que no sea extraño que Abraham, el padre de la fe, también sea llamado roca, o Pedro mismo, como primer mayordomo del Reino de Dios.
No puede ser posible que el amigo no sepa distinguir cuando una palabra se utiliza en sentido literal y cuando se utiliza en sentido figurado. Siendo así, entonces le enseñaré todo con manzanitas como los niños de primaria.
 Siempre utilizamos alguna palabra en sentido literal pero también figuradamente. Por ejemplo un barril es literalmente un contenedor grande que puede almacenar gran cantidad de algún material. Pero se utiliza figuradamente cuando se le dice a una persona que come desmedidamente que es un “barril sin fondo”. No es que la persona ES un barril pero se utiliza la figura para tener una idea clara de cuanto come la persona. Es decir cuando utilizamos la palabra de manera literal, ésta puede tener un significado pero cuando la aplicamos figuradamente puede tener otro uso o significado. Pero el amigo demuestra incapacidad para hacer ese tipo de distinción,
Ahora bien, la palabra roca en la Biblia se utiliza en sentido literal como por ejemplo:
Deuteronomio 8:15  que te hizo caminar por un desierto grande y espantoso, lleno de serpientes ardientes, y de escorpiones, y de sed, donde no había agua, y él te sacó agua de la roca del pedernal;
En este verso roca significa una piedra muy grande. Veamos el uso de roca en sentido figurado:
Deuteronomio 32:18  De la Roca que te creó te olvidaste; Te has olvidado de Dios tu creador.

Aquí roca se utiliza en sentido figurado ya que quien nos creó no fue una roca pero se utiliza figuradamente para referirse a Dios por su característica imponente e inmovible.

Dicho esto, para poder interpretar correctamente un texto tenemos que tener en cuenta cual es el pensamiento del escritor cuando se utilizan las palabras (en este caso roca). Esto es lo que dice la REGLA SEGUNDA de hermenéutica que el amigo cita así:

Regla SEGUNDA. Es del todo preciso tomar las palabras en el sentido que indica el conjunto de la frase. Es decir, se debe tener en cuenta el significado de una palabra a la luz de todas las frases. Por eso es necesario conocer el pensamiento del autor. 
Los siguientes textos deberían ser suficiente evidencia para saber quién era la roca en el pensamiento hebreo:
Deuteronomio 32:4  El es la Roca, cuya obra es perfecta, Porque todos sus caminos son rectitud; Dios de verdad, y sin ninguna iniquidad en él; Es justo y recto.
2 Samuel 22:32 - Salmo 18:31  Porque ¿quién es Dios, sino sólo Jehová?  ¿Y qué roca hay fuera de nuestro Dios?

Salmo 62:6  El solamente es mi roca y mi salvación. Es mi refugio, no resbalaré.

Si en el pensamiento hebreo SOLO DIOS es la roca entonces ¿será Abraham considerado roca? Veamos el texto en su contexto:

Isaías 51:1 Oídme, los que seguís la justicia, los que buscáis a Jehová. Mirad a la piedra de donde fuisteis cortados, y al hueco de la cantera de donde fuisteis arrancados.
51:2  Mirad a Abraham vuestro padre, y a Sara que os dio a luz; porque cuando no era más que uno solo lo llamé, y lo bendije y lo multipliqué.

Como bien comenta el amigo yo dije que es correcto que en Isaías 51:1 la metáfora de la piedra se refiera a Abraham. Pero lo que el amigo pasó por alto es que inmediatamente digo que tengo ciertas reservas en cuanto a eso. Pues bien, resulta que cuando analizamos la palabra piedra mencionada en el verso uno en hebreo es TSUR que como bien dice Getsemaní Fernández Rangel en su libro, se utiliza solo aplicado a Dios. La mala noticia para el JMA y sus informantes es que en la Septuaginta (traducción griega del Antiguo Testamento) Tsur se traduce a PETRA,  la misma palabra que se utiliza en Mateo 16:18 y que en el resto del NT se usa con referencia solamente a Cristo (cuando se utiliza figuradamente, claro está). Lo que significa esto es que en Isaías 51:1 se hace referencia a Dios y no a Abraham.

Todo esto indica que en el pensamiento hebreo, cuando se utiliza la palabra roca en sentido figurado se utiliza siempre para referirse a Dios. 

Ahora bien, en el Nuevo Testamento la palabra roca (Petra) es utilizada dieciséis veces y TODAS las veces que se utiliza de manera figurada es para referirse a Cristo directa o indirectamente. De hecho, el evangelio de Mateo fue escrito por un judío y sus lectores primarios fueron judíos. Ya que en el pensamiento hebreo solo Dios es la Roca, ¿en quién pensaron los judíos que leyeron el capitulo dieciséis verso dieciocho?

Una vez más he demostrado mi punto con textos bíblicos. Nuestro amigo, por el contrario lo que hace es inventar subterfugios que parecen lógicos pero solo son ilusiones que solo él y sus informantes se creen. Esto deja mucho que pensar sobre la hermenéutica de nuestro amigo.

Para intentar darle fuerza a lo que es una eiségesis arbitraria continúa:
“Este comentario del amigo católico tiene mucho mérito. Concordamos en que las metáforas citadas son diferentes aplicaciones al fundamento del que se habla. Pero aun cuando son diferentes metáforas, ambas son paralelas, es decir, que se complementan. El resultado de este complemento es que al Cristo ser la piedra del ángulo (Ef. 2:20) y también ser el fundamento (1 Cor. 3:11), entonces Cristo es tanto el cimiento que sostiene la obra (incluidos los apóstoles y profetas) como la cabeza de ésta. El Espíritu Santo se ha encargado de enseñarnos que el fundamento mayor es Cristo y la cabeza mayor también es Cristo. Estos puestos no los puede ocupar ningún ser humano falible.”
Aquí nuestro amigo admite que son metáforas distintas, pero alega que son metáforas paralelas, o que se complementan, pero este argumento muy flojo falla por varias razones:
En primer lugar, para que una metáfora pueda considerarse paralela a otra, los elementos simbólicos en las metáforas deberían ser los mismos y mantener sus significados, sin embargo eso no se cumple en las metáforas que nuestro amigo considera “complementarias”.
Hasta donde alguien es capaz de llegar para sostener un “argumento”. Definitivamente el amigo fracasó en su intento de utilizar las reglas hermenéuticas en contra de nuestra interpretación. Si bien los textos a los que aludimos en este aparte son diferentes metáforas, son complementarias porque hablan del mismo asunto. Esto es lo que dice la regla quinta de interpretación que el amigo utilizó:
Regla QUINTA. Es necesario consultar los pasajes paralelos. Los pasajes paralelos son aquellos que tienen relación, o que tratan de un mismo asunto.
Eso de que los elementos simbólicos en las metáforas deberían ser los mismos y mantener sus significados es una mera opinión que el amigo se ha sacado de la manga.  En Efesios 2 y 1 Corintios 3 se está tocando el tema de cómo está constituida o construida la iglesia. Si queremos hacer una buena exegesis de cualquier tema debemos consultar y confrontar todos los textos que hablen del mismo tema sea cual sea el sentido en que se habla.
En Mateo 16,18 se identifica a la Iglesia con una edificación donde Jesucristo aparece como el constructor y no como parte de la misma (de allí que dice “edificaré”), mientras que los creyentes figuran como piedras que Cristo va colocando. En 1 Corintios 3,11 las piedras simbolizan las obras de los creyentes y el fundamento es la doctrina de Cristo. En Efesios 2,20 en cambio los apóstoles figuran como fundamento de la construcción y Cristo como piedra angular. El problema de mezclar todas estas metáforas en la “ensalada” de nuestro amigo, es que Cristo termina ocupando varios puestos al mismo tiempo, obsérvese como afirma que Cristo es el fundamento, la piedra angular, la piedra sobre la que se edifica, todo junto.
El problema principal en el argumento del amigo es que aunque menciona las citas bíblicas no está considerando con detenimiento lo que ellas dicen y escoge lo que puede utilizar y hace silencio en detalles importantes a tener en consideración. Fíjese bien lo que dice 1 Corintios 3:11:
Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo.
El texto es muy claro. Dice que el UNICO fundamento se llama Jesucristo. NO HAY OTRO. Siendo entonces Cristo el único fundamento Efesios 2:20 lo que nos dice es que el fundamento de los apóstoles no son ellos sino que es la doctrina de Cristo, es decir, Cristo mismo (recuerda 1 Cor. 3:11). Los apóstoles pusieron ese fundamento por medio del ejercicio de su ministerio. Pero también Efesios 2 dice que Cristo es la Piedra angular. Por tanto, ¿qué es lo que dicen los textos entonces? Lo que dicen es que Cristo es tanto el UNICO fundamento como la piedra superior.
Por esto el amigo me acusa de formar una ensalada con los textos bíblicos pero no se da cuenta que de donde saco la ensalada es de Isaías 28:16:
Isaías 28:16  por tanto, Jehová el Señor dice así: He aquí que yo he puesto en Sion por fundamento una piedra, piedra probada, angular, preciosa, de cimiento estable; el que creyere, no se apresure.
Isaías profetiza de parte de Yahvéh que Jesucristo sería cimiento, piedra de fundamento y angular al mismo tiempo. ¿Debemos entonces acusar a Isaías de mezclar todas estas metáforas en “ensalada”?

Para observar con más claridad la inconsistencia de este razonamiento, imaginemos que en la conocida metáfora donde se identifica a la Iglesia con un cuerpo, estando Cristo en la cabeza y nosotros en los miembros, termine siendo Cristo, la cabeza, la mano, el pie, etc. Un absurdo igual de absurda que la interpretación de nuestro amigo.
Sin embargo, como ya se demostró, LA BIBLIA dice y repito, Cristo es tanto el cimiento que sostiene la obra (incluidos los apóstoles y profetas) como la cabeza de ésta. El Espíritu Santo se ha encargado de enseñarnos que el fundamento mayor es Cristo y la cabeza mayor también es Cristo. Estos puestos no los puede ocupar ningún ser humano falible.
Lo que el amigo hace es tratar de exagerar mi argumento diciendo que yo pretendo poner a Cristo en todo. Pero él mismo se hace mentiroso porque no puede demostrar que yo he querido decir lo que él dice que yo digo. Y dije que Cristo representa las dos partes más esenciales de la construcción: el fundamento y la cabeza. El resto del edificio es la iglesia. De otra manera el edificio no resistiría el soplo de un asmático crónico. Eso sí que sería absurdo.

Y con termino porque el resto es más de lo mismo, y aglutina básicamente los mismos errores. Se que muchos opinarán que eran argumentos muy flojos que no merecían ser analizados, y de verdad que son de una fatuidad que aturde, pero un lector me ha dicho que había tenido dificultad en contestarlos y no he querido dejarlo sin respuesta.
En esto opino lo mismo. Los que lean este artículo dirán que es una pérdida de tiempo contestar los mismos argumentos predecibles y trillados pero siempre aparece alguien que se puede confundir. Solo espero que los informantes de José Miguel Arraiz, si son amantes de la verdad, puedan reflexionar sobre lo que se expone aquí antes de ir corriendo a quejarse de que no tienen argumentos para que se les invente algo que puedan usar para contestar.

Porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo,
2 Corintios 10:4-5

CRÉDITOS

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